martes, agosto 15, 2017

“Tobías y el ángel”, de Luis Oyarzún




 
Un ángel que no es un mensajero.
Un ángel duro que cruzó las puertas.
Ángel de mármol cuya voz ordena.
Y cuyos ojos ya todo lo vieron.
El cuerpo herido en él halla consuelo.
Aunque de sed el seguidor se muera.
La voluntad del ángel no se arredra
porque una selva brota de su aliento.
¿Cuál es el ángel, cuál es el perverso?
¿Cuál es el débil, cuál el que pelea?
¿O son iguales en la sombra húmeda
del país que atraviesan los paralelos?
Es posible que el ángel, el guerrero,
rompa sus alas sobre el que desea.
¿Quiere Tobías consumar su prueba
sin que las alas lo derriben, ciego?
Los ojos tiemblan, únense los dedos.
Búscanse los alientos y se niegan.
Mas si las alas trémulas se acercan
los dos se juntan en quemante vuelo.



en Las mejores poesías chilenas (Antología, Alone), 1966








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